Al caer la noche Zamora se viste de brillantes colores.
Incandescentes luces descubren el atractivo de sus plazas, edificios y templos que dejan al descubierto imponentes detalles de la arquitectura neoclásica.
Desde los andadores o los balcones se observa la catedral cuyo perímetro está rodeado de jardines y fuentes. La magia invade el ocaso al descubrirse la enigmática estructura de las altas torres del Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe, edificación que data del siglo XIX.
Textos y fotografías: Claudia Estrada – Edición y corrección de estilo: Larissa Gil